Emilio Yunis T. Foto: laopinion.com.co |
Emilio Yunis es un médico y genetista colombiano de ascendencia libanesa nacido en Sincelejo, y conocido como el pionero y uno de los principales exponentes de la genética humana en nuestro país y en Latinoamérica. Es entonces un científico bastante destacado, que ha trabajado la mayor parte de su carrera en la Universidad Nacional y que viene de una familia donde la ciencia es fundamental, ya que sus cuatro hermanos son también médicos con diferentes especialidades. Además, Yunis es un buen divulgador y explorador de conceptos biológicos, y de su relación con otras áreas del saber humano, lo que queda plasmado en su obra bibliográfica, constituida por 15 libros, entre los que se encuentran títulos divulgativos como Somos así, ¿Por qué somos así?, Ciencia y política, La búsqueda de la inmortalidad y dos novelas, también divulgativas: Las dieciséis mujeres de Juancho: el sexo por el olfato y Desde el púlpito nos acechan, nos oyen y nos hablan.
En toda su obra, incluyendo esta novela, Yunis Turbay trata de diseccionar la vida humana, poniendo de relieve sus diferentes constituyentes: genes, evolución, historia, cultura, azar, y cerebro. Combate con numerosos matices y complejidades los determinismos que se dan precisamente por no considerar factores diversos y dejarse guiar por solo uno; principalmente, el determinismo genético, que le da un peso cuasi absoluto a los genes, o el igualmente trágico determinismo cultural que pretende borrar la biología y otras variantes de la explicación, chocándose inevitablemente contra el muro de la realidad. Se resiste con valentía ante los vociferadores del destino, se niega a aceptar que ya todo está dicho, no se rinde ante la inercia cultural o los presuntos dictados genéticos; intenta devolverse, ir contracorriente hasta las montañas, hasta los orígenes, hasta la comprensión: “qué hermoso no ser como el río que nunca se devuelve”, atina a recomendarnos. ¿Por qué resignarnos a ser católicos solo por nacer en Colombia? ¿Por qué sucumbir ante la tentación de tenerlo todo dicho? Mucho mejor comprender y cambiar, sabiéndolo posible: “más vale herejía probable que analfabetismo seguro”.
La novela se desarrolla en El convento, un pueblo polvoriento, godo y caluroso ubicado en algún rincón del Caribe colombiano. Allí, a través de la historia de su familia, en especial de sus padres y uno de sus hermanos, se desarrolla la trama; la cual tiene como tema principal el enfrentamiento entre un profesor extranjero (a quien llaman el Míster ) : un naturalista sueco apasionado por los peces; y un cura español, Moratinos: conservador recalcitrante de sotana y botas militares. Hábilmente, Yunis representa a través de estos dos personajes las visiones del mundo de dos personas reales que tuvieron una notable influencia en la vida nacional: el naturalista George Dahl y el obispo antioqueño Miguel Ángel Builes. Esta confrontación sería solo un eco de otras batallas similares que realmente se han dado a lo largo de la historia: Thomas Henry Huxley, “el bulldog de Darwin”, contra el Obispo Wilberforce; o Bill Nye contra el creacionista Ken Ham, para señalar un caso mucho más reciente. Batallas que han enfrentado visiones opuestas sobre la evolución, la cosmogonía y otros asuntos tocantes tanto al ámbito científico como a las ideas religiosas de muchos.
En un principio, el naturalista llega a la población después de sobrevivir a un accidente y un tiempo en la selva entre indígenas y animales silvestres, quedando maravillado y abrumado por la diversidad del país en el que ahora vive, describiendo lo que observaba con auténtica emoción:
“Libélulas verdes, azules y rojas remolinean sobre el agua. Una gran mariposa morpho con alas azul zafiro, como de lentejuelas, planea muy alto a la luz del sol. Un par de perezosos aletazos y de nuevo se desliza sin moverse. Otra mariposa, una caligo, con alas grandes, como de niño, sale revoloteando de los arbustos y desaparece entre los troncos del bosque. Es una mariposa del atardecer, que ama la quietud y la sombra como las morpho aman el sol y los espacios abiertos”.
Poco a poco Yunis se sumerge en la psicología de los personajes, cuenta sus historias y desdichas, sus ideas y sueños, sus emociones y anhelos. Se va lanza en ristre contra las ideas que pretenden uniformarlos, y que lastimosamente han logrado su cometido con bastante facilidad. Basta saber el lugar y época del nacimiento de muchos para deducir con una alta probabilidad gran parte de sus preferencias. “Todo hombre hace su historia, pero no la hace a su propio gusto”,decía Marx, es entonces revolucionario ubicarse en el río y navegar, hacia donde plazca y convenga, como los salmones; incluso, por qué no, para volver al manantial o para descansar a la orilla mientras los inmensos caudales arrastran a la mayoría con su descomunal fuerza.
Un ejemplo claro son sus padres, abandonaron las montañas libanesas, donde sus compatriotas morían por montones tras la crisis de inicio del siglo XX, en busca de un lugar donde al menos tuviese sentido intentar construir. Así llegaron a Colombia, y con su tenacidad, esfuerzo y carisma lograron hacerse un lugar y conformar una familia de manera digna y entusiasta. No querían quedarse a morir y ver morir, preferían la incertidumbre de lo desconocido, de lo lejano, de lo nunca antes visto; en lugar de desfallecer y dejarse llevar, como muchos de sus familiares y amigos, por el río de la historia que terminó ahogándolos. La condición de inmigrantes de sus padres sirve además para criticar ampliamente los racismos y demás formas de discriminación, que buscan tapar la unidad de los seres humanos con los escombros de identidad que parecen separarnos.
¿Por qué no desprenderse entonces del pueblo, de la religión, de las costumbres, de los prejuicios raciales y/o económicos? ¿Por qué poner por encima de las vidas individuales conceptos tan etéreos y muchas veces perversamente utilizados como la identidad cultural? ¿Por qué dar por sentado que las cosas son como deberían ser, sea para bien o para mal? Yunis lo trata con crítica y humor:
“El hombre o la mujer de éxito estaban siempre predestinados para lograrlo, no podía ser de otra manera, siempre nacen, nunca se hacen, tenían la estrella inscrita en la frente; todo eso podría llevar a sugerir la tesis de la necesidad de dominación, de opresión, de exclusión, y apelar a la herencia biológica para justificarla, pero no es posible;
Lo único que no puede transmitirse de padre a hijo es ser cura, ¿o sí?”
A pesar de que la novela pierde el ritmo en ocasiones y las conversaciones se hacen difíciles de seguir, siempre hay detalles y frases que vienen a rescatarlo. Yunis va contando anécdotas familiares o asuntos históricos, ya sean políticos, científicos e incluso futbolísticos; además nos ilustra sobre el origen y significado de muchas palabras: verraco, antimonio, esquirol, elixir, alcohol, sífilis…Nos comparte canciones y poemas, nos anima con la elocuencia de su padre don Amín o fustiga los dogmas y alegatos del tristemente célebre padre Moratinos, que insiste con voz fúnebre en que “para saber, primero hay que creer”.
El Míster se vuelve el tutor indirecto de Joaquín, el hermano del narrador, quien parece ser el mismo Yunis; el niño lo sigue emocionado y le hace millares de preguntas, con una curiosidad que nunca se ve coartada por el naturalista, que ya es también el profesor favorito de los niños del colegio principal del pueblo, donde también imparte clases el cura. El párroco aprovecha su tribuna, el púlpito, para criticar al científico, tildándolo con estigmas: “librepensador”, “ateo”, “comunista”, y repitiendo como loro viejo las erradas caricaturas con las que muchos quisieron desautorizar a Darwin y algunos de sus defensores. El púlpito le daba una ventaja clara, y así logró, mediante artimañas y mentiras, que el profesor de ciencias tuviera que marcharse con otros de sus colegas de pensamiento similar. Los acechó desde el púlpito y finalmente logró morderlos.
Sin embargo, gracias a la generosidad de don Amín, el Míster logró sobrevivir siendo el tutor de sus hijos y trabajando luego en otro colegio de la localidad, siendo aún acechado, a pesar de la nueva lejanía, desde el atril de la iglesia desde donde el padre Moratinos convencía de sus desvaríos a una multitud de acostumbrados. Qué desproporción gigantesca existe entre quienes son favorecidos desde las altas tribunas en comparación con quienes nadan río arriba.
Al final, el Míster termina yéndose de El convento hacia mejores parajes, su calidad fue reconocida en la capital. Esto se lo contaría Joaquín al cura muchos años después, cuando vuelve al pueblo a visitarlo, y Moratinos, su memoria y fuerza de oratoria, están siendo consumidos por la enfermedad. En un diálogo sereno, con pequeñas exaltaciones, van recordando las discusiones de antaño, analizando cómo se bifurcaron los senderos, comparando temporalmente sus ideas. Unos deciden, con una relativamente limitada información, la dirección de sus caminos, otros van en zigzag sin saber por dónde, arrastrados por el caudal de la historia, dominados por el vaivén de intereses ajenos, con una mínima influencia sobre la dirección de sus vuelos. ¿No quieres devolverte? Deberías escuchar el consejo del río:
“Soñé que el río me hablaba con voz de nieve cumbreña
Y dulce me recordaba las cosas de mi querencia,
Tú que puedes vuélvete, me dijo el río llorando,
Los cerros que tanto quieres, me dijo, allá te están esperando.
Es cosa triste ser río,
Quien pudiera ser laguna
Y oír el silbo del junco cuando lo besa la luna”.
Emilio Yunis Turbay. 2007. Editorial Bruna. 378 páginas.
Publicada originalmente en Literariedad: http://literariedad.co/2015/05/17/emilio-yunis-turbay-desde-el-pulpito-nos-acechan-nos-oyen-y-nos-hablan/