Como ya lo había comentado antes , uno de las críticas que suelen esgrimir algunos creyentes contra el ateísmo es su presunta pérdida de moralidad, pero no se quedan ahí. Además de ello, suelen también adjudicarle generalizante y venenosamente los males producidos por ciertos personajes históricos a esta visión de la realidad, introduciendo entre ellos, a algunos que nunca fueron ni ateos ni escépticos, como Hitler. Richard Dawkins, en un discurso público durante la visita del papa a Edimburgo durante el 2010 (rememorar esto será mi manera de despedirlo), lo aclara perfectamente, recordando la "cálida bienvenida" y la relación sostenida con la iglesia alemana:
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