El pasado sábado 2 de mayo, como ya es tradicional al inicio de este mes, se celebró una vez más la Marcha mundial de la marihuana en ciudades como Buenos Aires, Quito y Medellín. Decenas de miles de ciudadanos marcharon pidiendo una vez más la legalización y/o la normalización de esta planta que es usada con diferentes fines por millones de personas de diversos orígenes culturales y socioeconómicos. La tendencia actual por la legalización en diferentes países, como Uruguay y muchos estados de Estados Unidos, ya sea para fines médicos o recreativos, ha hecho que muchas personas se sumen a la iniciativa y participen activamente en las movilizaciones y otras actividades alrededor del tema.
En la capital antioqueña, decenas de miles de usuarios de esta droga marcharon por las emblemáticas avenidas La playa, Oriental y San Juan, caminando entre nubes de humo que llegaban a las narices de los curiosos que observaban desde los edificios, pidiendo una vez más la legalización del cannabis, así como ratificando de nuevo el deseo de llevar a la sociedad al abandono de los estigmas que han caído sobre sus consumidores a lo largo de la historia. En la marcha encontramos gente de todas las edades, de todos los colores, de todos los orígenes sociales; incluso algunos extranjeros: argentinos, estadounidenses, asíaticos, europeos. Marchando en grupos de amigos bajo el sol de la tarde, fumando, comiendo, calmando la sed, riendo con los comentarios y ocurrencias de los otros marchantes. Había porros gigantes y frases ingeniosas, pintas extravagantes y aviones encendidos, miles de historias y experiencias caminando juntas en pro de algo que los une.
Nadie niega cueros, agua ni plones; compartir parece ser el primer mandamiento. La gente de los negocios sonríe divertida, una vez al año ven pasar a este montón de gente llenando sus horas vespertinas de humo, y algunos ríen tanto y tienen el rostro tan cansado, que parece que el humo ha sido suficiente para generar el efecto que tantos disfrutamos. Nos divertimos también con los que se asustan, con los que corren, con los que tapan los ojos de sus hijos y nietos para que no se enfrenten con uno de los aspectos más cotidianos de la ciudad. Sin embargo, muchos parecen acostumbrados, saben que entre sus primos, sobrinos y allegados hay varios consumidores, incluso los imaginan caminando por allí con su pandilla de amigos. Y es que en Medellín el consumo está bastante normalizado: fuman el mecánico y el médico, el profesor y el estudiante, el ejecutivo y el indigente.
La marcha se da en el marco de una serie de actividades programadas para toda la semana: la Semana Cannábica de Medellín, la cual incluye foros como el titulado "Legalización del cannabis en Colombia, ¿realidad o utopía?". Muchos ya ven como la tendencia mundial hace eco en Colombia con las declaraciones, algo tímidas, del presidente Santos y de algunos otros personajes del gobierno como el ministro de Salud. De hecho ya se viene adelantando el debate en el congreso sobre la legalización con fines médicos y al parecer el gobierno plantea llevar algunas propuestas novedosas al respecto a la próxima Asamblea General de Naciones Unidas el próximo año.
Recientemente, otro país americano, Jamaica, legalizó la producción de cannabis con fines médicos y de investigación. Ya sembraron la primera planta en una de sus universidades, y esperan que su investigación permita en el futuro su comercialización para diversos fines. Además, en la nueva ley, está incluida la despenalización del porte de pequeñas cantidades de la droga, como ya ocurre en muchos otros países como el nuestro. Por otra parte, Irlanda ha empezado la discusión sobre la despenalización y legalización siguiendo la tendencia ya comentada, ya que su estrategia actual contra las drogas termina en 2016, y algunos de sus líderes están planteando un cambio de enfoque. Ojalá estas iniciativas se sigan multiplicando y que continúen aquí, donde evidentemente la discusión sobre esta y las demás drogas es de vital importancia, al ser su tráfico y consumo un factor bastante relacionado con las problemáticas sociales que nos afectan.
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